Entender las principales diferencias entre dos trastornos de la columna vertebral y los tratamientos que pueden ayudar a aliviar ambos.
Espondilosis es un término general que describe la degeneración de la columna vertebral. La espondilosis suele producirse en la parte superior de la columna vertebral, denominada columna cervical. La espondilosis puede ser una artrosis degenerativa de la columna vertebral o una enfermedad degenerativa discal. La artrosis vertebral describe el desgaste del cartílago protector que rodea los extremos de las vértebras. Los extremos de las vértebras se denominan articulaciones facetarias y son las conexiones entre vértebras que permiten el movimiento de la columna vertebral. El desgaste del cartílago de las articulaciones facetarias provoca una disminución del espacio entre las vértebras. Este espacio reducido puede ejercer presión sobre la médula espinal y las raíces de los nervios raquídeos y provocar inflamación y dolor.
Este dolor puede variar de leve a intenso. La enfermedad degenerativa discal describe el desgaste de los discos vertebrales. Los discos vertebrales actúan como amortiguadores de golpes y proporcionan estructura a la columna vertebral. La enfermedad degenerativa discal puede desarrollarse debido a la pérdida de agua en los discos o a la formación de pequeñas grietas en los mismos. La artrosis y la enfermedad degenerativa discal suelen aparecer a una edad avanzada debido al desgaste natural de la columna vertebral.
La espondilolisis es una debilidad o fractura por estrés de la columna vertebral, concretamente de la pars articularis. Las pars Articularis forman parte del hueso ventral y son el puente que une las articulaciones facetarias superior e inferior de las vértebras. Espondilolisis en la parte inferior de la columna vertebral, también conocida como región lumbar. Esta fractura/debilitamiento de la pars Articularis puede hacer que las vértebras se desplacen hacia delante y se salgan de su sitio en la columna vertebral.
La espondilolisis suele afectar a la población más joven. La tensión repetida sobre la columna vertebral, levantar objetos pesados o participar en determinados deportes que pueden provocar traumatismos repetitivos, como la gimnasia y el fútbol, es la causa más común de la espondilolisis. La espondilolisis y la espondilosis pueden estar relacionadas, ya que la espondilosis causa debilidad en la columna vertebral y, si no se trata, podría provocar una lesión que condujera a la espondilolisis.
Los síntomas de la espondilosis suelen empezar de forma leve y aumentar con el tiempo o pueden aumentar de forma muy repentina. A menudo se siente rigidez y dolor, sobre todo después de permanecer mucho tiempo sentado. El dolor puede extenderse por los omóplatos y la parte superior de los brazos. Algunos síntomas más graves de la espondilosis son debilidad muscular, espasmos musculares, dolores de cabeza, pérdida del equilibrio y pérdida del control de la vejiga.
La espondilolisis leve puede no causar síntomas o causar sólo síntomas leves. En ocasiones, se ha detectado una espondilolisis con una radiografía sin ningún síntoma. En los casos más graves, las personas pueden experimentar más dolor puede impedir el movimiento normal y el funcionamiento. Algunos síntomas comunes de la espondilolisis son dolor lumbar y rigidez, dolor ciático y dolor en las piernas al caminar.
La espondilosis suele producirse por el envejecimiento y el desgaste de la columna vertebral. Uno de los factores de riesgo de la espondilosis es la predisposición genética. Las mujeres mayores de 40 años pueden desarrollar una disminución de la densidad ósea que puede predisponerlas a la espondilosis. Otro factor de riesgo de la espondilosis es el sedentarismo y la obesidad. Además, cargar peso de forma repetitiva es un riesgo para desarrollar espondilosis.
La espondilolisis suele afectar a adultos jóvenes y adolescentes, especialmente a los que practican deportes de contacto, lo que les pone en riesgo de sufrir estas fracturas por estrés. Un factor de riesgo es el crecimiento rápido y repentino, sobre todo en la adolescencia, la rigidez de los isquiotibiales, la sobreextensión crónica de la espalda y algunas predisposiciones genéticas.
Practicar yoga puede ayudar con los síntomas de la espondilosis. El yoga puede ayudar a reducir el dolor, fortalecer la columna vertebral y reducir la presión sobre la médula espinal y los nervios raquídeos. Más concretamente, la postura de la cobra, la postura del niño, la postura del gato y otras posturas de yoga pueden beneficiar a las personas con espondilosis. Otros tratamientos conservadores para la espondilosis son la fisioterapia, la masoterapia y la acupuntura.
Las inyecciones epidurales de esteroides pueden ayudar a las personas con hernias discales, una complicación frecuente de la espondilosis. En la espondilosis grave, existen tratamientos quirúrgicos, como la fusión vertebral y la laminectomía, que alivia la presión sobre los nervios raquídeos, o la sustitución discal.
Los tratamientos de la espondilolisis pueden ser similares a los de la espondilosis. Por lo general, el primer tratamiento para la espondilolisis es descansar y dejar de practicar actividades físicas o deportes de alta intensidad. Las personas pueden tomar analgésicos de venta libre para la espondilolisis y un corsé lumbar para la espondilolisis lumbar. Los tratamientos de fisioterapia suelen centrarse en el fortalecimiento muscular. Los ejercicios suaves en casa que no ejercen presión sobre la columna vertebral también pueden ser beneficiosos. Otras opciones de tratamiento son la acupuntura y los masajes. La cirugía de fusión espinal puede realizarse en alguien con espondilolisis si una vértebra se desliza hacia delante debido a la fractura por estrés.
Un médico puede diagnosticar la espondilosis mediante un examen físico y los síntomas pertinentes. El médico también puede realizar una radiografía que muestre la presencia de espolones óseos o la reducción de la altura del disco, o bien utilizar una tomografía computarizada o una resonancia magnética para observar los tejidos circundantes.
Un médico diagnosticará la espondilolisis mediante una radiografía, una resonancia magnética, un TAC o una gammagrafía ósea de medicina nuclear.
Es importante consultar a un médico en caso de espondilosis o espondilolisis, ya que los síntomas pueden empeorar sin un tratamiento adecuado. Especialmente con la espondilolisis, es esencial buscar tratamiento para ayudar a prevenir futuras lesiones en la columna vertebral.
La fisioterapia puede ayudar a mejorar la amplitud de movimiento, la flexibilidad y la fuerza. Esto puede ayudar a reducir el dolor y mejorar la función. La fisioterapia también puede ayudar a prevenir nuevas lesiones abordando cualquier problema subyacente que pueda estar contribuyendo a la afección.
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