Todo lo que quiere saber sobre la artritis reumatoide, un trastorno inflamatorio autoinmune muy extendido.
La artritis reumatoide afecta al revestimiento sinovial de las articulaciones, lo que provoca inflamación, rigidez y dolor en las mismas. En la artritis reumatoide, el sistema inmunitario ataca a las células sanas del organismo, principalmente en las articulaciones de manos, muñecas y rodillas. Esto puede dañar las articulaciones y disminuir su función. Los tratamientos de la artritis reumatoide pueden incluir medicamentos, fisioterapia y terapia ocupacional, ejercicios como el yoga y tratamientos caseros. Estas opciones de tratamiento pueden ayudar a aliviar el dolor, mejorar la función articular y disminuir la posibilidad de deformidad articular.
A medida que avanza la artritis reumatoide, la dolorosa inflamación articular y la hinchazón del revestimiento de las articulaciones pueden causar erosión ósea y deformidades articulares. Otros síntomas asociados a la artritis reumatoide son la pérdida de peso, la fatiga y la debilidad. Estos síntomas pueden afectar enormemente a la calidad de vida de las personas que padecen artritis reumatoide.
A menudo, los síntomas de la artritis reumatoide aumentan en gravedad durante un periodo de tiempo, seguido de una disminución de los síntomas. Se trata de los llamados brotes, que pueden desencadenarse por diferentes causas, como el estrés, ciertos alimentos o los cambios de tiempo.
La probabilidad de desarrollar artritis reumatoide aumenta con la edad. La artritis reumatoide es más frecuente en mujeres que en hombres. El tabaquismo y la obesidad también son factores de riesgo de la artritis reumatoide.
La artritis reumatoide suele diagnosticarse mediante una exploración física y los síntomas pertinentes. Los médicos especializados llamados reumatólogos tienen conocimientos sobre las afecciones artríticas para hacer el diagnóstico correcto. Los análisis de sangre también pueden indicar la presencia de artritis reumatoide al observar una velocidad de eritrosedimentación elevada o niveles elevados de proteína c reactiva. Pueden realizarse pruebas de imagen como radiografías o resonancias magnéticas para comprobar la progresión y gravedad de la artritis.
Los principales objetivos del tratamiento de la artritis reumatoide son reducir la inflamación, disminuir los síntomas, reducir el dolor articular, mejorar la función y reducir o prevenir las complicaciones y el daño articular. También es importante que en el tratamiento de las personas con AR se aplique un enfoque holístico que tenga en cuenta los factores físicos, mentales y emocionales. Un tratamiento habitual de la artritis reumatoide es la fisioterapia y la terapia ocupacional. Un fisioterapeuta puede ayudar a mejorar el funcionamiento de las articulaciones, y un terapeuta ocupacional puede ayudar a encontrar estrategias de compensación que ayuden en las tareas cotidianas y a mantener la independencia.
Algunos tratamientos alternativos para la artritis reumatoide son la acupuntura, la quiropráctica, el masaje y la osteopatía. Estos tratamientos pueden ayudar a reducir el dolor y mejorar la función articular de las personas con artritis reumatoide.
Es esencial permanecer físicamente activo con artritis reumatoide para mantener la función de las articulaciones. Algunas formas de ejercicio, como el pilates y el yoga, pueden tratar la artritis reumatoide. Pilates puede ayudar a mantener la flexibilidad de las articulaciones y aumentar la fuerza para protegerlas. El yoga puede aumentar la flexibilidad y el equilibrio, además de reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo. El control del estrés también puede ser una estrategia para tratar la artritis reumatoide. Esto puede hacerse mediante el yoga, la meditación y el ejercicio diario.
Los cambios en la alimentación también pueden ayudar a aliviar los síntomas de la artritis reumatoide, ya que ciertos alimentos pueden agravarlos. Otros tratamientos caseros, como las terapias de frío y calor, pueden ayudar a aliviar el dolor y la rigidez articular.
El médico puede recetar medicamentos como los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME) para aliviar el dolor articular crónico causado por la artritis reumatoide, analgésicos, antiinflamatorios y esteroides. En casos graves, una persona con artritis reumatoide puede someterse a una intervención quirúrgica de los dedos, la mano y la muñeca.
Existen algunas complicaciones asociadas a la artritis reumatoide. La artritis reumatoide también puede aumentar el riesgo de desarrollar otras afecciones como osteoporosis, nódulos reumatoides, síndrome del túnel carpiano y mayor riesgo de infecciones. La artritis reumatoide también puede afectar a otras zonas del cuerpo, como los ojos, el corazón y los pulmones.
La artritis reumatoide aumenta el riesgo general de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Padecer artritis reumatoide también aumenta el riesgo de desarrollar inflamación y cicatrices en los pulmones y enfermedades pulmonares. Cuando una persona padece artritis reumatoide y obesidad, tiene incluso más probabilidades de desarrollar otras afecciones, como hipertensión, colesterol y diabetes.
La artritis reumatoide puede dificultar las tareas cotidianas y mermar la independencia general y la calidad de vida de una persona. Las personas con artritis reumatoide también pueden tener dificultades para trabajar y participar en aficiones significativas.
Tanto la artritis reumatoide como la artrosis son tipos de artritis que pueden provocar daños en las articulaciones. También suelen presentar muchos de los mismos síntomas, como dolor e inflamación de las articulaciones.
La reumatoide es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunitario ataca los tejidos sanos, lo que provoca inflamación, dolor y daños en las articulaciones del cuerpo. La artrosis no es una enfermedad autoinmune, sino una descomposición del cartílago de las articulaciones, normalmente causada por el desgaste natural de éstas.
La artritis reumatoide no tiene cura, ya que se considera una enfermedad crónica. Con un diagnóstico precoz, existen tratamientos que pueden ayudar a disminuir el daño a las articulaciones y aliviar los síntomas de la artritis reumatoide. El tratamiento precoz de la artritis reumatoide suele consistir en un fármaco antirreumático modificador de la enfermedad (FAME).
Aunque no sea posible prevenir por completo la artritis reumatoide, existen algunas medidas preventivas que pueden disminuir el riesgo de desarrollarla. Algunas de estas medidas preventivas son evitar fumar, hacer ejercicio a diario, seguir una dieta equilibrada que incluya omega-3, mantener unos niveles adecuados de vitamina D y reducir el consumo de alcohol.
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Opciones de tratamiento de la artritis reumatoide
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