Según la evolución, el sistema límbico es una de las partes más antiguas de nuestro cerebro. Según teorías como el modelo del cerebro triuno, también suele denominarse cerebro emocional o sistema nervioso emocional.
La investigación en el campo de la neurociencia ha permitido comprender mejor las funciones del sistema límbico en las respuestas conductuales y emocionales y cómo determina nuestros comportamientos. El sistema límbico también puede denominarse lóbulo límbico.
El sistema límbico es una región del cerebro que actúa como un sistema de redes. Con muchas partes interconectadas, es responsable de controlar una variedad de impulsos emocionales, además de ser fundamental en la formación de la memoria. Los principales componentes del sistema límbico son el hipocampo, la amígdala, el tálamo y el hipotálamo. Se encuentra debajo de la corteza cerebral.
Algunas de las primeras teorías empíricas sobre el sistema límbico proceden de Aristóteles, el antiguo filósofo griego. Afirmaba que el centro de la inteligencia y las emociones procedía del corazón y que la memoria generaba aprendizaje basado en las emociones y los sentimientos. Más tarde llegaría Galeno, también conocido como Aelius Galenus, un neuroanatomista que descubrió las funciones cerebrales (cerebro) y el sistema nervioso autónomo. Sus opiniones se oponían a las de Aristóteles en el sentido de que creía que el cerebro era el centro de la inteligencia.
En la Edad Media, la neuroanatomía y la neurofisiología estaban cada vez más avanzadas. Un descubrimiento importante consistió en relacionar varias estructuras cerebrales con funciones como la percepción visual y otras sensaciones. El término sistema límbico tiene su origen en la Edad Contemporánea, en torno al siglo XIX. Las dos figuras más destacadas e influyentes de esta época fueron Charles Darwin y el psicólogo estadounidense William James.
Darwin escribió sobre dos ideas significativas. La primera era que las emociones de los humanos eran similares a las de los animales en el sentido de que expresaban comportamientos emocionales observados de forma similar en los animales. La segunda era que las emociones son universales y distintas, independientes de las culturas o las normas sociales. James, por su parte, propuso que las emociones eran simplemente una respuesta a los cambios físicos que se producían en todo el cuerpo y se transmitían al cerebro, lo que permitía a los individuos interpretar sus propias emociones. 1978 fue el año en que el anatomista francés Paul Brocha acuñó por primera vez el término "lóbulo límbico". Es una traducción de la palabra latina para el borde.
En el siglo XX se sigue investigando la teoría del sistema límbico. La comprensión de los circuitos neuronales, los límites anatómicos y los reflejos conductuales son sólo algunas de las áreas que se investigan actualmente en relación con el lóbulo límbico.
Por ejemplo, recientemente se ha trabajado en la comprensión de los vínculos entre los sistemas vestibular (equilibrio) y límbico en la regulación de las emociones. El sistema vestibular es esencial para el equilibrio y el bienestar del cuerpo. Las técnicas de estimulación vestibular pueden aliviar eficazmente el estrés y contribuir potencialmente al bienestar emocional. Por lo tanto, las técnicas de estimulación vestibular podrían influir en las emociones. Esta revisión profundiza en las emociones como estados de excitación de la mente y en que estas técnicas, dependiendo de la región de estimulación, pueden influir en determinados estados emocionales. Ponen como ejemplo la silla giratoria utilizada para tratar la manía o la excitación elevada en el siglo XIX. Los autores sugieren que la investigación en este campo respalda la estimulación vestibular como terapia para los trastornos relacionados con el estrés, como alternativa a los fármacos y otras terapias. Sin embargo, abordan que los mecanismos que conducen a los beneficios de estas técnicas aún se están explorando y son esenciales para optimizar los beneficios terapéuticos.
La pubertad es una etapa crucial del desarrollo del sistema límbico, ya que se producen cambios significativos. Por ejemplo, la amígdala se desarrolla más y, combinada con los cambios hormonales, puede dar lugar a emociones intensas como la ira, el miedo y la agresividad. Además, a medida que avanza la adolescencia, el sistema límbico pasa a estar bajo un mayor control del córtex prefrontal. Esta área no se desarrolla plenamente hasta los 25 años y es esencial para el razonamiento, la resolución de problemas y el control de los impulsos. El desarrollo del córtex prefrontal es una razón biológica por la que existe una percepción de los adolescentes como malhumorados debido a estas estructuras límbicas subdesarrolladas.
El sistema límbico incluye el hipocampo, que proviene de la palabra griega "caballito de mar". Se encuentra muy profundamente en el cerebro y está asociado al aprendizaje y a aspectos específicos de la memoria, como la memoria espacial y la navegación espacial.
En términos de memoria, la codificación de la memoria: el proceso que permite codificar, almacenar y recuperar información, es una de sus principales funciones. La codificación de la memoria, por ejemplo, nos permite recordar dónde almorzamos ayer. La consolidación de la memoria es otro aspecto de la memoria del que es responsable el hipocampo, que nos permite formar recuerdos más estables y duraderos.
El sistema límbico también incluye la Amígdala tiene forma de almendra y es responsable de respuestas emocionales como el placer, la ansiedad, la ira y el miedo. La amígdala desempeña un papel en la memoria y está cerca del hipocampo en el cerebro. En concreto, la firmeza con la que se almacenan los recuerdos, ya que éstos suelen estar asociados a fuertes lazos emocionales que tienden a perdurar durante mucho más tiempo.
La conexión entre los recuerdos y el miedo se produce a través de la amígdala, que puede ayudar a formar nuevos recuerdos relacionados con el miedo. Aprender a través del miedo facilita los conceptos previos mencionados, como la consolidación de la memoria.
Es una zona del cerebro que puede crear emociones bastante intensas. Informalmente, las respuestas desencadenadas por la amígdala se denominan "lucha o huida", lo que, combinado con el sistema nervioso, es una reacción fisiológica natural ante las amenazas a la supervivencia desde un punto de vista evolutivo. El estrés provocado por estas reacciones tiene tres fases distintas: alarma, resistencia y agotamiento. En concreto, gran parte de la investigación se centra en la amígdala basolateral.
El sistema límbico incluye el tálamo, a menudo conocido como la estación de retransmisión de las sensaciones de todo el cuerpo, excepto el procesamiento del olfato. En combinación con el hipotálamo, es responsable de los cambios en la reactividad emocional. La reactividad emocional se refiere a cuando cualquier acontecimiento externo desencadena emociones intensas.
Un ejemplo es el hipotálamo, que controla impulsos vitales para el organismo, como el sueño. En ausencia de un sueño adecuado, reaccionan otras zonas del hipotálamo. Estas áreas están vinculadas a emociones como la rabia, el desagrado y la aversión. Por lo tanto, existe un vínculo claro entre procesos homeostáticos clave, como el sueño y la comunicación emocional, y una alteración de estos procesos.
Las estructuras secundarias o accesorias del sistema límbico son esenciales para regiones cerebrales que no tienen pruebas tan sólidas de implicación como otras áreas para ser consideradas componentes vitales.
El giro cingulado es una estructura próxima a la nariz. Esta proximidad ayuda a vincular olores y vistas con recuerdos agradables o adversos de emociones anteriores. Además, la reacción emocional al dolor también es una función esencial. En esta área se procesan aspectos del dolor como el miedo-evitación y lo desagradable. Por último, el comportamiento agresivo y la impulsividad también están asociados, aunque es un tema discutible.
Los ganglios basales son una zona secundaria del sistema límbico, ya que están próximos a otras estructuras límbicas. Es bien conocida su importancia en la planificación y ejecución motora. Sin embargo, pruebas recientes han sugerido su papel en la recompensa y el refuerzo, las conductas adictivas y la formación de hábitos. Trastornos psiquiátricos como la depresión y la esquizofrenia pueden implicar una alteración de las conexiones entre los ganglios basales y el sistema límbico. Incluso se han sugerido implicaciones para las terapias de neuromodulación.
Por último, el giro cingulado es una estructura que, junto con el procesamiento de las emociones y la regulación del comportamiento, ayuda a regular la función motora autónoma. Su ubicación dentro del cerebro es clave, ya que conecta con las cortezas frontal, temporal y occipital de los dos hemisferios cerebrales. En concreto, coordina la información sensorial con las emociones. Un ejemplo sería pincharse un dedo y sentir dolor. También se ocupa de las respuestas emocionales asociadas al dolor y regula el comportamiento agresivo.
Muchas otras áreas podrían incluirse como estructuras límbicas adicionales, lo que sugiere la complejidad de esta área. Entre ellos se encuentran el septo, el núcleo accumbens, el córtex orbitofrontal, el córtex cerebral, el córtex olfativo y muchos más. También hay que tener en cuenta las estructuras subcorticales.
Un grupo de investigadores analizó las anomalías en el procesamiento afectivo de los psicópatas criminales mediante resonancia magnética. Descubrieron que los déficits de procesamiento afectivo se producían con mayor frecuencia en respuesta a estímulos con valencia negativa y que requerían más recursos cognitivos para procesar y evaluar los estímulos afectivos que los demás. En cuanto al cerebro, hallaron anomalías en el cíngulo anterior y posterior, la circunvolución frontal inferior, la amígdala/formación hipocampal y el estriado ventral. En particular, las anomalías estaban relacionadas con la falta de actividad afectiva en estas áreas. Por lo tanto, las alteraciones del sistema límbico estaban presentes.
El "sistema límbico mayor" implica el papel de la memoria. Concretamente, la memoria está en el sentido de organizar los comportamientos para garantizar que sean adaptables para la supervivencia. Como se ha mencionado en la sección anterior, el procesamiento afectivo combina la memoria, el afecto y la conducta dirigida a un objetivo. La memoria a largo plazo es un tipo de memoria que puede almacenarse en el cerebro durante años; existen dos grandes grupos de memorias a largo plazo.
El primero son los recuerdos explícitos/declarativos de instancias episódicas que pueden ocurrir a lo largo de la vida. El segundo tipo pertenece al grupo de memorias implícitas/procedimentales que son importantes para aprender y recordar habilidades motoras y cognitivas. Según el grupo, están implicadas distintas zonas del límbico. En primer lugar, el hipocampo trabaja con otra zona del cerebro llamada lóbulo temporal medial. El segundo son los ganglios basales, que también trabajan con otra región cerebral vital, el cerebelo.
La amígdala no trabaja sola en la formación, consolidación y recuperación de las funciones de la memoria emocional. El sistema límbico funciona como un circuito neuronal, ya sea para la formación de la memoria declarativa, la consolidación de la memoria, la formación de la memoria contextual del miedo, el condicionamiento de trazas o el aprendizaje de la discriminación condicional.
Cuando se activa el circuito de recompensa, surgen señales eléctricas y químicas. Las células de este sistema perciben y reciben estas señales neuronales para comunicarse. Una de estas señales neuronales esenciales es la liberación del neurotransmisor dopamina, un mensajero químico muy estudiado. Cuando la dopamina se libera de sus áreas respectivas, viaja hasta los receptores que reciben la señal y se unen a ella, permitiendo respuestas adicionales. Los picos de dopamina se producen en respuesta a recompensas naturales de aprendizaje y adaptación.
Sin embargo, lo que es motivo de gran preocupación es el consumo de drogas recreativas como los opiáceos, las anfetaminas y la cocaína, ya que pueden alterar la señalización normal de la dopamina, dando lugar a comportamientos poco saludables. Por ejemplo, con el consumo de cocaína se produce una breve y potente explosión de liberación de dopamina que provoca síntomas como la euforia. Estos síntomas pueden ser tan intensos que el deseo de consumir se vuelve fuerte. La dopamina se libera principalmente en el núcleo accumbens, que se considera una estructura secundaria/accesoria del sistema límbico.
La serotonina es otro neurotransmisor que desempeña un papel clave en la adicción. Se conoce comúnmente como la sustancia química de la felicidad porque contribuye a la sensación de bienestar y felicidad. La serotonina interactúa con la dopamina en el sentido de que, con el tiempo, el cerebro se vuelve menos sensible a la dopamina, lo que se conoce como desensibilización. Por lo tanto, una persona debe consumir más cantidad de una droga u otra sustancia para obtener el mismo placer. Los síntomas de abstinencia son frecuentes cuando se deja de consumir una sustancia. La abstinencia puede provocar sentimientos de ansiedad, irritabilidad y depresión. Son el resultado de niveles bajos de serotonina, que pueden afectar significativamente al sistema límbico.
Es importante señalar que la adicción no se limita a las sustancias recreativas o ilegales. La adicción es habitual en el caso de los medicamentos con receta, y la crisis de los opiáceos es un ejemplo de ello. La predisposición a la adicción puede deberse a un desequilibrio de los neurotransmisores, que provoca niveles anormales. Los factores genéticos, el estrés, los traumas y el abuso de sustancias pueden contribuir a la adicción complementada por el sistema límbico.
Dado que el sistema límbico es una zona tan sensible, está claro que pueden producirse alteraciones en el sistema. Pueden producirse debido a lesiones traumáticas o al envejecimiento, entre otras cosas, y pueden dar lugar a diversos trastornos o comportamientos. El sistema límbico está implicado en algunos de los trastornos neuroconductuales más complejos, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y trastornos de la cognición y la memoria como el Alzheimer.
Gran parte de la investigación sobre la alteración del sistema límbico se ha realizado a partir de lesiones o heridas en el sistema. Por ejemplo, se realizó un estudio sobre pacientes esquizofrénicos y las diferencias en su circunvolución cingulada anterior en comparación con pacientes de control o no esquizofrénicos. En las personas con esquizofrenia, se observó que la circunvolución era mucho más pequeña y el volumen de materia gris disminuía. La materia gris del cerebro funciona como partes profundas de las conexiones que envían señales a la materia blanca del cerebro. En general, se ha observado una atrofia o agrandamiento precoz de la zona del córtex cingulado tanto en pacientes con demencia como con enfermedad de Alzheimer. La degeneración o ruptura de esta zona es un fuerte predictor de estas afecciones.
Como complemento a la sección anterior sobre recompensa, motivación y adicción, la circunvolución cingulada anterior, parte del córtex cingulado anterior (ACC), también ha sido clave en los circuitos neuronales de las funciones cognitivas relacionadas con la adicción. Entre ellas se incluyen la toma de decisiones, la inhibición cognitiva, la emoción y la motivación. Ésta ha sido un área de neuromodulación específica para las personas que luchan contra el trastorno por consumo de sustancias.
Por lo tanto, está claro que los daños en esta zona pueden influir en la capacidad de respuesta a determinadas características del entorno. Esto podría provocar un comportamiento agresivo, timidez o una disminución de la expresión emocional. Un rasgo distintivo de la esquizofrenia es el efecto plano, en el que el rostro aparece plano y carente de emoción. Los pacientes con esta afección suelen suspender las pruebas de reconocimiento emocional facial desde el inicio de su enfermedad. Muestra los impactos de la alteración de las estructuras límbicas.
El estrés crónico puede tener efectos perjudiciales para la salud física y mental. El estrés crónico puede deberse a múltiples factores y alterar permanentemente el estado del cuerpo y la mente. El trauma vital como forma de estrés crónico se ha estudiado ampliamente en el sistema límbico. Un estudio examinó el hipotálamo, concretamente el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA). Se trata de un complejo conjunto de influencias directas e interacciones de retroalimentación entre tres estructuras: el hipotálamo, la hipófisis y las glándulas suprarrenales situadas encima de los riñones.
Se trata de un sistema neuroendocrino, lo que significa que las hormonas que libera cada una de estas estructuras repercuten en el sistema nervioso a medida que viajan por la sangre. Cada una libera una hormona que lleva a la siguiente y es un efecto en cascada. Afecta a procesos como la digestión, el almacenamiento y el gasto de energía y el estado de ánimo general.
Este estudio descubrió que los traumas sufridos a lo largo de la vida afectaban significativamente al eje HPA y que los traumas sufridos a lo largo de la vida pueden hacer que determinadas regiones límbicas sean más sensibles. En concreto, las regiones límbicas que contienen el hipocampo y la amígdala. Este hallazgo es coherente, ya que la investigación ha encontrado que la amígdala desempeña un papel en la influencia del eje HPA a una respuesta de estrés que desencadena la liberación de hormonas del estrés. Esto podría dar lugar a problemas de regulación del estrés y de la función del eje HPA, con el consiguiente riesgo de mala salud. Un ejemplo sería el deterioro de la consolidación de la memoria. Este es un claro ejemplo de que la desregulación del sistema límbico tiene un gran impacto.
Se ha demostrado que las técnicas de relajación alivian el estrés y que la meditación tiene muchos efectos positivos. En concreto, de todos los tipos de meditación, la meditación basada en la compasión es la que ha demostrado un mayor impacto a la hora de calmar el sistema límbico. La meditación de la compasión, también conocida como meditación Karuna, tiene sus raíces en la filosofía budista y se centra en guiar a los participantes hacia los pensamientos humanos. Un componente vital de esta práctica es despertar la compasión inherente a todos los seres humanos.
En concreto, la investigación sobre el cerebro y la atención plena se centra en la amígdala como parte del sistema límbico. Un estudio realizado en empresarios con altos niveles de estrés observó que, tras ocho semanas de meditación mindfulness, el tamaño de sus amígdalas se redujo en comparación con los que no la practicaban. Por lo tanto, la reducción del estrés se correlacionó con estos cambios estructurales en la amígdala.
Cualquier tipo de meditación puede utilizarse como una forma sencilla y rápida de reducir el estrés. Como medicina complementaria que combina la mente y el cuerpo, es clave para producir una relajación profunda y una mente tranquila. Centrarse en una cosa concreta durante cada sesión puede mejorar el bienestar físico y emocional. Los elementos de atención concentrada, respiración relajada y un entorno tranquilo son ideales para estar centrado y presente.
Como se mencionó en una sección anterior, un desequilibrio de Serotonina puede causar diversos trastornos. La mediación, el ejercicio, la alimentación sana y el yoga pueden aumentar la serotonina de forma natural. El ejercicio, en particular, libera endorfinas que pueden mejorar el estado de ánimo. Son bastante similares a la serotonina y pueden provocar emociones positivas. Pasar tiempo en la naturaleza también tiene diversos beneficios para la salud, como la reducción del estrés y la mejora del estado de ánimo. Se ha demostrado que todos ellos ayudan a calmar el sistema límbico.
El sistema límbico es una red compleja con muchas partes interconectadas. Tiene cuatro componentes principales y muchas estructuras adicionales que pueden considerarse secundarias: las estructuras subcorticales y la corteza cerebral. Históricamente, el sistema límbico se ha presentado como un sistema del cerebro relacionado con los estados emocionales. Sin embargo, se ha estudiado el tiempo en relación con sus implicaciones para el aprendizaje y la formación de nuevos recuerdos. En este post se ha profundizado en el sistema límbico y las respuestas emocionales, la memoria y su impacto en la recompensa, la motivación y la adicción.
Además, se debatieron las alteraciones del sistema límbico y las repercusiones del estrés crónico, junto con estrategias para relajar el sistema límbico. El objetivo ha sido presentar el sistema límbico desde un punto de vista amplio y reconocer cómo contribuye al bienestar como componente de la salud física y mental. En última instancia, las técnicas de gestión del estrés son cruciales para mantener este sistema bajo control.
The limbic system - Queensland Brain Institute
Our Three Brains - The Emotional Brain
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3236374/
The limbic system - Queensland Brain Institute
Different meditation types train distinct parts of your brain | New Scientist
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Understanding the links between vestibular and limbic systems regulating emotions - PMC
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