La psicología positiva trata de entender cómo las personas pueden prosperar y sentirse realizadas centrándose en las fortalezas, la resiliencia y los aspectos positivos de la vida, incluso durante los desafíos. Se trata de reconocer que la felicidad y el bienestar son alcanzables a través de experiencias y actitudes cotidianas.
La psicología positiva trata de entender cómo las personas pueden prosperar y sentirse realizadas centrándose en los puntos fuertes, la resiliencia y los aspectos positivos de la vida, incluso durante los desafíos. Se trata de reconocer que la felicidad y el bienestar son alcanzables a través de las experiencias y actitudes cotidianas.
Antes de hablar de qué es la psicología positiva, es importante entender qué son las emociones positivas. Estas emociones son los buenos sentimientos que experimentamos, como la felicidad, la gratitud y el amor. Constituyen la piedra angular de nuestro bienestar y desempeñan un papel importante en la configuración de nuestras vidas.
Como aprenderemos dentro de un momento, la psicología positiva pretende comprender cómo estas emociones nos ayudan a prosperar, al tiempo que explora su impacto en nuestros estados mentales y emocionales.
La psicología positiva surgió a finales de la década de 1990 y ofrece una perspectiva novedosa de la salud mental y el bienestar. A diferencia de los enfoques tradicionales centrados en los síntomas, la psicología positiva da prioridad al bienestar general y a potenciar nuestras fortalezas.
Esta perspectiva resuena tanto en los terapeutas como en los clientes, ya que hace hincapié en el crecimiento y celebra nuestros talentos inherentes. Nos anima a ir más allá de los límites de abordar únicamente los problemas de salud mental o patologizar las emociones y experiencias normales, instándonos a adoptar una visión más amplia del autocuidado.
Además, este enfoque fomenta un entorno más integrador y solidario al suavizar el estigma que rodea a la obtención de apoyo para nuestra salud mental. Invita a la aceptación y la comprensión, fomentando la autocompasión en lugar de centrarse únicamente en los síntomas o los problemas.
Las influyentes teorías de Abraham Maslow sobre la motivación humana y la jerarquía de necesidades sirvieron de catalizador a Martin Seligman, psicólogo del siglo XX y figura clave del movimiento de la psicología positiva.
A través de sus investigaciones, Seligman descubrió una profunda verdad: la felicidad surge del reconocimiento de nuestras propias fortalezas y rasgos positivos.
La visión de Seligman ilumina la naturaleza polifacética de la felicidad, que puede experimentarse en tres dimensiones: la vida placentera, la buena vida y la vida significativa.
Seligman propuso que la satisfacción vital surge de una combinación de estos ámbitos, lo que pone de relieve la riqueza y profundidad del bienestar humano.
Como ya se ha mencionado, la investigación y el estudio científico en el campo de la psicología positiva realizados por Martin Seligman se centraron en averiguar el comportamiento humano y cómo definir el bienestar. Se centró en lo que hace que la vida sea agradable y satisfactoria para los seres humanos. Llegó a la conclusión de que el florecimiento humano proviene de lo que él llama una Vida Agradable, Buena y Significativa.
Una de las teorías más populares de la psicología positiva es la de los tres caminos hacia la felicidad acuñada por Martin Seligman. Esta teoría describe a la perfección los principales componentes y el camino hacia una existencia humana verdaderamente plena.
El primer camino, La vida agradable, nos invita a descubrir la felicidad y la alegría en los placeres sencillos de la vida: el calor de las amistades, el aroma del café matutino o el abrazo de un día soleado.
Pasar de La vida agradable a La buena vida es una elección personal, que requiere que reconozcamos nuestras propias emociones positivas, fortalezas y rasgos de carácter. Aunque este viaje puede suponer un reto, es una exploración profundamente personal que sólo nosotros podemos emprender. Se trata de darnos cuenta de la bondad de la vida en nuestros propios términos, reconociendo nuestros puntos fuertes y abrazando nuestras cualidades únicas.
Por último, La vida con sentido representa la culminación de la teoría de Seligman. Se trata de aprovechar nuestros rasgos de carácter y fortalezas para servir a un propósito más elevado, utilizándolos para tener un impacto significativo en el mundo. Encontrar un propósito y canalizar nuestros puntos fuertes hacia un bien mayor es el camino definitivo hacia la plenitud y la felicidad duradera en nuestro viaje personal.
Seligman desarrolló el acrónimo PERMA, o teoría PERMA, para explicar los fundamentos de la prosperidad humana. El objetivo no es solo sobrevivir a esta vida, sino prosperar:
La "P" nos invita a abrazar la emoción positiva, alimentando la gratitud y el perdón para iluminar nuestros días con alegrías sencillas y conexiones sinceras.
La "E " nos llama a comprometernos plenamente, aceptando los retos y aprovechando nuestros puntos fuertes para infundir propósito y presencia a cada momento.
"R" nos recuerda el poder de las relaciones, donde las experiencias compartidas y las conexiones genuinas se convierten en el terreno fértil para el crecimiento, la resistencia y una vida plena.
M " nos anima a encontrar sentido a nuestras pasiones, creencias y a los momentos que dan forma a nuestras vidas.
La "A" refleja la satisfacción que sentimos por nuestros logros en el trabajo, en las relaciones y en nuestros esfuerzos personales.
Al explorar PERMA, descubrimos la hoja de ruta hacia una vida rica en felicidad, propósito y bienestar.
"En pleno invierno descubrí por fin que había en mí un verano invencible". - Albert Camus, en El mito de Sísifo
De forma similar al "compromiso" de PERMA, identificar las fortalezas y virtudes del carácter son formas de aumentar el bienestar, la autoestima, la confianza y la felicidad y, en última instancia, de llevar una vida más larga y llena de felicidad.
Una buena forma de incorporar esto a la vida diaria es anotar los puntos fuertes del carácter, ya sea la resiliencia, el optimismo, ser amable con los demás, etc. Reconocerlos y aplicarlos a la vida diaria ha disminuido las emociones negativas.
Al reconocer los puntos fuertes, uno puede centrarse automáticamente en lo positivo y, en última instancia, olvidar los pensamientos negativos e intrusivos que pueda tener sobre sí mismo. Esto es similar a la gratitud; al fijarnos en lo positivo, es más probable que sigamos haciéndolo y olvidemos muchos pensamientos negativos.
De nuevo, al igual que el compromiso, el estado de flujo es aquel en el que uno está totalmente concentrado e inmerso en cualquier actividad que se esté realizando. Al centrarse estrictamente en la tarea que se está realizando, el tiempo parece detenerse. Nos olvidamos del tiempo como algo objetivo y estamos completamente en el momento. Es similar a la meditación, que aumenta la felicidad y el bienestar.
Al estar completamente presente, la conciencia de uno mismo desaparece; la atención se centra únicamente en la tarea que se está realizando. Este hábito puede practicarse durante cualquier actividad a lo largo del día. Incluso concentrarse únicamente en descargar el lavavajillas puede ayudar a estar más presente y olvidar las emociones negativas.
A medida que la psicología positiva sigue evolucionando, avanza a pasos agigantados en el ámbito de la psiquiatría positiva, lo que supone un cambio notable con respecto a su enfoque tradicional. Tradicionalmente, la psiquiatría se ha centrado en identificar y tratar las enfermedades mentales mediante métodos como la medicación y la terapia, incluida la terapia cognitivo-conductual (TCC). Sin embargo, se ha producido un cambio notable en este campo hacia la integración de aspectos de la psicología positiva en la práctica clínica.
Respaldada por investigaciones convincentes, la psiquiatría positiva abarca cuatro componentes clave: promover resultados positivos en salud mental, fomentar rasgos psicosociales como la resiliencia y el optimismo, comprender las dimensiones neurobiológicas de la salud mental positiva e implementar intervenciones positivas en la atención psiquiátrica.
A diferencia de la psicología positiva, que hace hincapié en el bienestar general y el crecimiento personal, la psiquiatría positiva adapta sus principios e intervenciones a los retos específicos a los que se enfrentan las personas que padecen enfermedades mentales.
El objetivo de la psiquiatría positiva es mejorar los resultados positivos de la salud mental, que abarcan el bienestar personal, la reducción del estrés, la adaptación satisfactoria, el crecimiento tras un trauma, la recuperación y la prevención de futuros episodios.
Para lograr estos resultados, los psiquiatras utilizan diversas intervenciones de psicología positiva, como establecer objetivos significativos, fomentar el optimismo y ayudar a las personas a reconocer y aprovechar sus puntos fuertes en la vida cotidiana.
La psicología positiva ofrece un tesoro de prácticas que puedes integrar perfectamente en tu vida diaria, especialmente en los momentos difíciles. El objetivo de la psicología positiva no es suprimir los sentimientos negativos ni invalidarnos.
Por el contrario, nos anima a reconocer y trabajar las emociones difíciles mientras nos esforzamos por ser resilientes y positivos. Suprimir las emociones difíciles sólo obstaculizaría nuestro crecimiento, sobre todo porque son señales importantes sobre nuestro entorno y nuestras vidas.
Aquí tienes algunas técnicas de psicología positiva que puedes probar en casa.
Cultivar la gratitud puede parecer difícil al principio, pero con el tiempo su cerebro se inclinará de forma natural hacia esta forma de pensar. Empiece por reconocer las cosas grandes y pequeñas por las que está agradecido cada día. Considera la posibilidad de llevar un diario de gratitud para registrar tus pensamientos y reflexiones al tiempo que te ayuda a permanecer en el momento presente.
La positividad cambia el funcionamiento de la mente. La positividad no sólo cambia el contenido de tu mente, cambiando los malos pensamientos por los buenos; también cambia el alcance o los límites de tu mente. Amplía el abanico de posibilidades que ves"- Barbara L. Fredrickson, Positivity: Una investigación de primera revela la proporción de 3 a 1 que cambiará tu vida".
El sesgo de negatividad se refiere a la tendencia a prestar más atención a las experiencias o la información negativas que a las positivas. A veces, nuestra mente tiende por defecto a fijarse más en lo malo que en lo bueno. Pero aquí está la cosa: ¡podemos trabajar en ello!
Prueba el replanteamiento cognitivo. Se trata de elegir conscientemente ver los aspectos positivos de los fracasos y las situaciones difíciles del pasado. En lugar de quedarnos atascados en los aspectos negativos, nos centramos en los positivos. Esta práctica no sólo consiste en ser positivo, sino también en aumentar nuestra resiliencia y encontrar fuerzas en medio de los retos.
Dedica un tiempo cada día a realizar ejercicios de escritura positiva. Reflexione sobre momentos de alegría, logros o actos de bondad que haya vivido o presenciado. Escribir sobre estas experiencias positivas puede levantarte el ánimo y mejorar tu sensación general de bienestar.
Practica a diario actos de amabilidad hacia ti mismo y hacia los demás. Tanto si se trata de echar una mano a un amigo como de realizar actividades de cuidado personal, la amabilidad genera positividad y conexión. Participa en actos de bondad al azar, como dejar una nota de ánimo a un compañero de trabajo o pagar el café de alguien que hace cola detrás de ti.
Fíjate objetivos que estén en consonancia con tus valores y sueños. Desglósalos en pasos prácticos utilizando la técnica de los objetivos SMART: que sean específicos, medibles, alcanzables, realistas y sujetos a un plazo.
Este método te mantiene en el buen camino y te impulsa hacia los resultados deseados. Reconoce tus puntos fuertes y busca oportunidades para aplicarlos en distintos aspectos de tu vida. Ya sea a través de aficiones, retribuyendo a tu comunidad o desarrollando tu carrera profesional, aprovechar tus puntos fuertes enriquece tu sentido de propósito y realización.
Recuerda que la búsqueda del bienestar no es sólo un destino, sino un proceso continuo. Adopta las prácticas de la gratitud, la amabilidad y la fijación de objetivos como compañeros de camino. Al celebrar las pequeñas victorias y aceptar las lecciones de los reveses, descubrirás que las semillas de la resiliencia y la alegría florecen en tu interior.
La psicología positiva nos guía suavemente hacia la autenticidad, animándonos a abrazar nuestro verdadero yo sin juicios ni pretensiones. Se trata de escarbar bajo la superficie y descubrir las cualidades y valores únicos que nos hacen ser quienes somos. Al alinearnos con nuestro auténtico yo, cultivamos una sensación de paz interior y plenitud que irradia hacia el exterior.
Ante los retos inevitables de la vida, la psicología positiva nos dota de las herramientas para cultivar la resiliencia emocional. No se trata de evitar las dificultades, sino de desarrollar la fuerza interior para superar la adversidad con valentía y gracia. Mediante prácticas como la atención plena, la autocompasión y la regulación emocional, aprendemos a adaptarnos y a recuperarnos de los contratiempos, saliendo fortalecidos y más resilientes en el proceso.
La psicología positiva subraya la importancia de las conexiones significativas, tanto con nosotros mismos como con los demás. Al cultivar la autoconciencia, profundizamos en la comprensión de nuestras propias necesidades y emociones, a la vez que fomentamos la empatía y la compasión por quienes nos rodean. Estas conexiones proporcionan sustento para el alma, ofreciendo apoyo, validación y un sentimiento de pertenencia que enriquece nuestras vidas de forma inconmensurable.
En esencia, la psicología positiva nos anima a aceptar la riqueza del mundo que nos rodea. Se trata de encontrar la belleza en lo ordinario, sentir gratitud por los placeres sencillos y cultivar un sentido de asombro y curiosidad por el mundo. Al cambiar nuestra perspectiva y adoptar una mentalidad de abundancia, nos abrimos a nuevas experiencias, perspectivas y oportunidades de crecimiento.
En las relaciones, la psicología positiva adopta un enfoque práctico, centrándose en los puntos fuertes, la resiliencia y la comunicación eficaz. Fomenta la reflexión sobre las experiencias pasadas, incluidos los fracasos, como oportunidades de crecimiento.
Fomentando la empatía, la comprensión y la colaboración en la resolución de problemas, es como la psicología positiva nos ayuda a superar los retos y a fomentar dinámicas de relación saludables.
En absoluto. La psicología positiva reconoce que es natural sentir todo el espectro de emociones, incluidas las más duras. Implica ser real y honesto sobre lo que sentimos, a la vez que desarrollamos nuestra resiliencia y nuestras habilidades de afrontamiento.
La psicología positiva nos muestra que si aceptamos y superamos esas emociones difíciles, podemos aumentar nuestro bienestar emocional y crear conexiones más genuinas con los demás.
La psicología positiva subraya la importancia de fomentar la intimidad y la conexión en las relaciones duraderas. Técnicas como expresar gratitud, participar en actividades compartidas y dar prioridad al tiempo de calidad juntos pueden profundizar los vínculos emocionales y mantener la pasión y la cercanía a lo largo del tiempo.
Abraham Maslow y la jerarquía de la felicidad
Martin Seligman y la Psicología Positiva: Teoría y Práctica
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Martin Seligman y el auge de la psicología positiva
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